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Su orgasmo llega de repente, ella tiembla, su grito de placer es un sonido tan mojado y caliente como su vagina. Caen sobre la cama, el empujándola contra las sabanas. El sudor de sus cuerpos es pegajoso y se pega y despega mientras el sigue montándola. Su pene firmemente atrapado en la vagina, que se mueve y contrae a su alrededor.
“No acabaste” dice ella con voz entrecortada.
“No” responde el, moviéndose suavemente, “estaba muy concentrado en ti”.
“Mmmmm” ella ronronea, “Ya se como te hare acabar”
Guiándolo con cariño, ella lo sienta en el borde de la cama, luego se sienta sobre el, de frente. Sus hermosos pechos rozando su cara. Una mano guia el pene empapado de vuelta al interior.
Ella guía sus manos y la posan sobre la cola. Con sus manos ella le acerca un pecho mientras la otra lo toma del cuello acercándolos.
Ella lo cabalga, moviendo sus caderas lentamente, mientras sus ojos entornados miran como el chupa lame su pecho. En pocos momentos el calor regresa a ambos.
El empuja cada vez con mas fuerza las caderas, mientras ella le da un pecho y luego el otro. Su humedad baja por el pene, caliente, llegando a los testículos. Ambos gimen sin control. Sus corazones laten casi al unísono.
El orgasmo de el llega casi tan de sorpresa como el de ella. Un torrente de calor recorre toda su entrepierna y termina en la punta del pene, explotando dentro de ella.
“AAAAAH” su grito es un alarido de placer, ella lo abraza con fuerza empujando su cabeza entre sus pechos. El la toma de los hombros mientras empuja fuerte con su pelvis, su leche saliendo en descargas fuerte y calientes que inundan su concha. Los dos tiemblan, su respiración es un resople de toro sobre sus pechos.
Agotado, sin fuerzas el cae para atrás, ella le sigue, apoyando la cabeza en su pecho. Mientras los corazones desaceleran se hacen caricias suaves, el juega con su melena, ella con los pelos de su pecho.
La habitación se siente como un sauna, solo las respiraciones agitadas se escuchan, como si toda la ciudad hubiera enmudecido ante su gozo.
La mañana los encuentra abrazados, algo tristes, la noche fue increíble. Pero ambos sabían que seria algo de una sola vez, tal vez nunca a repetirse. Un respiro de una noche a la rutina de todoel año.
Dedicado a Anabella.