La tome de la mano y nos fuimos detrás de unas palmas, sobre un pasto menudo. Retire su túnica y me quite la camiseta.
Le pedi que se recostara boca abajo y que estuviera tranquila, ella lo hizo; me hice a su lado; quite el broche sobre su nuca, para dejar su cuello y cuello, brazos y antebrazos, disponible.
Relajate que te voy a hacer un masaje.
Tendi su túnica y mi camiseta a su lado y le pedi que se volteara y recostara sobre ellas
Ella lo hizo sosteniendo su vestido de baño sobre su pecho y me miró; Tenía su cara roja y sus cachetes colorados; Me da pena... me dijo;
Le respondí... No te sientas mal yo se exactamente que es lo que quiero. Abrí sus brazo y los subí a la altura de la cabeza, hacia arriba y baje su vestido despacio, sin sobre saltos. Al liberar los senos de la lycra del vestido, estos se abrieron y desplazaron a los lados llenando parcialemente el espacio debajo de sus axilas; las areolas grandes, de 5 o 6 centímetro de diámetro. Sin desviar y mover la mirada, de seguido continué bajando el vestido de baño, llegando a su ombligo y abdomen con algunas antiguas estrías y una cicatriz tenue de dos cirugías cesáreas; baje su vestido de baño hasta mitad de sus muslos, dejando bien expuesta su piel blanca, su mucho vello, grueso y oscuro adosado a su piel.