Como cada día regresé a casa a la hora de comer pero aquel día se me habían olvidado las llaves. No sé muy por qué pero decidí llamar al timbre de mi vecina para poder dejar en su casa las bolsas de la compra con las que venía. Me abrió con una camiseta blanca que no le llegaba a las rodillas. Pasa, pasa, me dijo. Se cerró la puerta. La seguí con la mirada y sin más la agarré por el brazo dándole la vuelta y besándola apasionadamente, uniendo carnosamente nuestros labios, sintiendo mi propia polla endurecerse. Siendo violento por momentos. Sus manos acompañaron mis caricias. Le subí la camiseta y se la quité. Sus enormes tetas saltaron ante mí. No llevaba sujetador. Me tiré desesperadamente hacia ellas, chupándolas, sobándolas, mordiéndolas. Sintiendo su mano en mi polla. Deseoso de follarla. El impulso la llevó encima de la mesa de la cocina. Se tumbó sobre ella. Descubrí sus bragas. Pequeñas, con los pelos de su coño asomando por los laterales. Con el final de la tela metida en su raja. Con la humedad de sus labios en mi mano, en mis dedos, abriéndose mientras succionaba su clítoris, pasaba mi lengua a lo largo de su coño, abriendo sus labios con mis dedos. Se retorcía, gemía, disfrutaba. Mi boca se paro en su clítoris, lo chupaba sin pararse mientras mi dedo índice se metía en su coño. Disfrutaba de su fuerte sabor. Mi boca estaba llena de saliva y de sus flujos. Me excitaba cada vez más. Estaba a punto de correrme sin ni siquiera tocarme. Se corrió. Disfruto. Se calmó. Sin darle un respiro me quité los pantalones, cogí mi polla con la mano y la penetré. No había dificultad. Hasta el fondo. Notando como mis huevos rebotaban en ella. Mis manos se centraban ahora en sus muslos, en su culo, en sus enormes tetas. Mi polla estaba empapada, blanca de sus fluidos. Mis embestidas eran fuertes. Con sus piernas entorno a mi cuello. Con la visión de su cara roja, ardiente, deseosa, placentera. Con mi polla entrando y saliendo de sus coño peludo, con las bragas colgando de su pierna izquierda. Sentí como mi leche salía desde mis huevos a través de mi polla y entraba en su coño. El morbo era máximo. La excitación también. El placer enorme. El deseo sin fin.
Todos os participantes devem ter pelo menos 18 anos de idade.