Entraron en la cocina y lo encontraron todo limpísimo, ni restos de botellas ni platos ni nada, sólo vieron una caja de embalaje de un frigorífico en medio de la cocina.
- XXXX mete los dedos en el aguero de la caja
- Jajaja, los cojones. A ver si hay un cocodrilo... - Mételos, mételos, hombre, no digas bobadas. - Venga, los meteré.... joderrrrrrr... ¡si alguien me está chupando los dedos...!
- ¿Es hombre o mujer? preguntaron los otros.
- No sé, tiene el pelo largo
- Un travelo, se rió uno de los amigos.
- Noo, tío, que tiene tetas y coño... ¡joder, es un coño!... pero, Chantajista, ¿quién esta dentrooooo?
El chantajista sonrió enigmáticamente.
- XXXXXX ahora nos vamos y te dejamos sólo para que disfrutes tu premio. No intentes abrir la caja, no podrás. Te aconsejo que metas la polla a ver si te la han mamado mejor alguna vez. Hasta luego, y disfruta.
Al cabo de un buen rato ya se habían ido todos menos Manuel, el único que sabía que era yo quien estaba dentro de la caja.
- Pero tío, no sé si estoy soñando ésto o si es verdad. Desde luego que a XXXXXXXl le ha parecido un sueño, porque vaya ojos y cara de felicidad. Seguro que su Ana no se la come como Alicia.
Joder, tío, pero ¿que la has dicho para conseguir que haga esas cosas?
- Ya te dije que estaba enamorada de mí y hace todo lo que yo la pida o la dejaré de querer. Ven a despedirte de ella, que se está duchando.
El chantajista me mira fijamente.
- Alicia lo has hecho como te dije, ¡vaya cara que tenía el ganador de la partida!, ¿le has reconocido?
- No, no sé quién era, tenía los cascos y no sé quién era, dímelo tú.
- No, no te lo digo. Desde luego que le conoces, tú y tu padre le conocéis y, por supuesto tu marido. Ven, dale dos besos a Manuel que ya se va... bueno, antes termina de ducharte.
Sigo duchándome mientras Manuel clava sus ojos en mi cuerpo desnudo.
- Por cierto, vaya casualidad, el sábado que viene los tres estaremos en la boda de tu amiga Loli. Bueno, los tres con nuestras parejas, con tus padres, todos. Ah y el tío al que se la has chupado, también.
Sigo duchándome, sintiendo sobre mi cuerpo la mirada de Manuel.
- Alicia, sal ya de la ducha. Ya te seco yo el cuerpo. Y anda, da un beso a Manuel, que se va, que le va a echar de menos su mujer, Elena.
Le doy un beso de cumplido, en la cara.
- Halaaaaaaaaa, asi nooooo. En la boca, con lengua. Dale un buen muerdo.
Y yo, completamente desnuda mientras soy secada por mi amo, le echo los brazos al cuello y le doy un buen morreo, intenso, interminable, al compañero de curro de mi marido.
-Hasta mañana.
-Hasta mañana.